Por la presente,
queridos lectores, comenzamos a transitar el sexto año de vida de Qu. Puede
parecer un tanto sentimentaloide, pero al escribir esto se me viene a la cabeza
algo dicho al pasar una calurosa tarde de febrero, durante la reunión de
preproducción anual de Qu (reunión en la cual tomamos mate, cambiamos la yerba,
seguimos tomando mate y pensamos, otra vez, la superestructura de la revista).
En eso estaba precisamente, volviendo de la cocina con la yerba a estrenar,
cuando escucho la última parte de lo que ella venía diciendo: …es como hacer otra vez el número uno. Y
escucho a continuación, la réplica de él: Es
que es hacer el número uno, empezar de nuevo cada vez, y el día en que no sea
así mejor dediquémonos a otra cosa. (Está claro que aquí transmito la idea
general de lo que se decía, los interlocutores quizás recuerden sus palabras
mejor que yo).
La cuestión es que esta
mañana de fines de verano me siento frente a la computadora decidida a escribir
una editorial que tenga que ver con otras cosas. Pero entonces cuento años con
los dedos, como para estar segura, como para no equivocarme; concluyo:
“comenzamos a transitar el sexto año”; miro para atrás y para adelante; sonrío;
me cebo un mate; barajo: “hacer el número uno”, “empezar de nuevo”, “el día que
no sea así”. Y ya tengo editorial.
Veamos: ¿qué significa hacer el número uno? No como hacer, sino
hacer. Pienso, miro la yerba, está lavada, bajo las escaleras con el termo y el
mate, pongo la pava sobre la hornalla, cambio la yerba mientras sigo pensando,
sopeso palabras como tomates, ideas como sandías, y me quedo con las
siguientes.
Hacer el número uno
significa rescatar el espíritu crítico, recuperar la capacidad de asombro,
darle lugar a lo posible. Significa no tener miedo de tirar abajo ni pereza de
construir de nuevo. Significa querer seguir probando. Significa reconocer que
nada está dado, que nada es inalterable, que todo puede ponerse en movimiento,
si queremos. Significa abrazar todo esto con alegría, destapar las arterias de
las ganas, entender que podemos hacer lo que se nos ocurra. Hacer, y no como
hacer; es la diferencia entre un ojo con pestañas postizas y las lagañas de las
seis de la mañana. Es auténtico, es honesto, y está vivo.
Cada número de Qu es el
número uno, claro que sí. Y el día en que no sea así mejor dediquémonos a otra
cosa, porque habremos perdido el único requisito indispensable para hacer esta
revista: el deseo. Nos habremos perdido como una carta de amor se confunde
entre boletas y recibos, como una pelota de potrero queda atrapada entre las
ramas de un árbol. Puedo imaginarnos así, más opacos, con menos pensamientos
entre la lengua y los dientes, con más seriedades entre las manos que vuelan
menos, con más veces la palabra obligación
haciendo presión entre los omóplatos. Pero aún no. Aún no ha llegado ese día.
Lo siento fúnebre, trágico, irreal; me parece que el cielo se ha vaciado de color.
Sean bienvenidos,
queridos lectores, al número uno del sexto año de vida de Qu.
La Editora
STAFF
Idea original: Germán
Ghiodi
Propietaria y
directora: María B. Staudenmann
Edición, redacción,
corrección y diseño: María B. Staudenmann
Producción y relaciones
públicas: Mirtha Caré
Distribución y
publicidad: María Staudenmann y Mirtha Caré
Arte de tapa e
interior: Malena Previtali - Melinhada Midori
Community managemente:
Julai
Secciones especiales:
Eme Cé – Sabartés – Marilú – Julai – Benjamín Diez – Miguel Silva – Mario
Berardi – Melinhada Midori – Angie Pagnotta
Tirada: 1000 ejemplares