“El cuerpo no llega al mundo hasta que no es tocado por el
fogonazo de una emoción. Y no puede salir de él y regresar todas las veces que
sea necesario hasta que no descubre la palabra que nombra esa emoción, y todas
las otras”. Así teoriza Claudia Masin en el prólogo que abre el libro Cuerpos Textualizados (2014); un puñado de cartas y cuerpos, como le
gusta decir a Natalia Litvinova, que despliega un abanico emocional y
reflexivo. Un obra que abarca cinco años de correspondencia con otro poeta,
Javier Galarza.
Los libros de correspondencia entre autores, a diferencia de
nuestro país, son muy habituales en el mundo anglosajón y, particularmente, en
el francés. Ejemplos hay muchos: publicaciones de cartas entre Mary McCarthy con
Hanna Arendt —o incluso entre la misma Anna Arendt con Martin Heidegger—, entre
Flaubert con George Sand o, más acá en el tiempo, entre Michel Houllebecq con
Bernard Henry-Lévy y entre Paul Auster con John Coetzee. En nuestro país es un
género poco transitado, quizás el libro sobre diarios íntimos esté un poco más
desarrollado, y por ese motivo el libro de Litvinova y Galarza viene, de alguna
manera, a llenar ese vacío, a saldar una cuenta pendiente sobre un universo tan
vasto como la obra que cada autor tiene por separado.
Natalia Litvinova es poeta y traductora, nacida en
Bielorrusia en 1986, el mismo año en que se produjo uno de los desastres
ecológicos más grandes de la historia: la explosión de la Central Nuclear Lenin
de Chernovyl. Un estigma que la perseguiría en el tiempo como una herida
abierta y que, de alguna manera, trató de exorcizar a través de su obra
literaria. Publicó los libros de poesía Esteparia
(2010), Balbuceo de la Noche (2012), Grieta (2012), Rocío Animal (2013) y Todo
Ajeno (2013).
Javier Galarza es poeta y Profesor Asociado de la Fundación
Centro Psicoanalítico Argentino donde dio cursos sobre Hölderlin, Rilke y Paul
Celan. Escribió notas y ensayos sobre Osip Mandelstam y Alejandra Pizarnik.
Dirigió la revista Vestite y Andate y
publicó los libros Pequeña guía para
sobrevivir en las ciudades (2001), El
silencio continente (2008), Reversión
(2010) y Refracción (2012).
Si bien la carta supone un diálogo, quizás una de las
características fundamentales del género epistolar sea su relación con
imaginarios. En Cuerpos Textualizados
florecen todos los imaginarios posibles. El viajar hacia atrás en el tiempo
para conocer a una Natalia niña, es un arrebato nostálgico, no exento de cierto
desánimo de su referente inmediato: Javier Galarza. El sueño perturbador de una
amenaza que terminaría matándola por el solo hecho de amarla, es el imaginario
de Natalia Litvinova en un sueño compartido y analizado por su contraparte en
ese cruce de cartas.
El libro está construido en tres secciones (“Un tejido de
cartas”, “El Trabajo” y “Madrid-Buenos Aires. Entre dos ciudades”) y dentro de
cada una de ellas aparece la ausencia. Una ausencia física, cuando cada uno por
su lado debe viajar a otros países, no así la del lenguaje en el que ellos
siguen comunicándose como si se aferraran a una tabla de salvación. “Tu idioma
viaja a donde vayas” cita Galarza a Celan, y parece querer decir: allí en donde
viaje tu lenguaje yo viajaré contigo. De esta manera sus traslados se
convierten en ilusiones; en donde está uno está el otro. “Natalia, te muestro
la vista de la ventana del hotel para
que espiemos juntos. Vos y yo solos”, le escribe Javier desde Noruega a lo que Natalia
le contesta en otra carta: “Estoy espiando”.
Esa simbiosis de cuerpos y miradas
es lo mágico que tiene este ir y venir de cartas. Ese diálogo cercano, tan
cercano que pareciera que estuvieran sentados uno al lado del otro en el mismo
sitio, aunque estén separados por miles de kilómetros de distancia. De ahí la
condición de “correspondencia”, de un diálogo que viaja a través del tiempo y
el espacio. Quien escribe lo hace pensando en su propia imagen frente al otro,
la que tiene en la mente en ese momento y es entonces que las palabras son
escritas para ese otro recreado. “Cuando nos escribimos presenciamos la
ausencia del tiempo”, dice Natalia, sabiendo que esa condición solo puede ser
abolida interactuando con “vislumbres”, desde una Buenos Aires calurosa, al
paisaje que deja entrever una ventana en la Noruega helada. En estas cartas
parece licuarse la distancia, disolverse el espacio y fusionarse sus cuerpos
con el poder del texto.
El hecho de que Natalia Litvinova y Javier Galarza sean
escritores abre un universo particular por su capacidad de expresar sus miradas
poéticas en palabras plenas de sensaciones placenteras, dolorosas y con sutiles
arrebatos líricos. No en vano, Natalia se pregunta: “¿Qué haría el hombre sin
las metáforas?”.
Cuerpos Textualizados es un libro de correspondencias entre
2008-2013 de dos náufragos que navegan en un mar de letras, de sentidos, de
atisbos a diferentes lenguajes como el cine y la música, de sueños descifrados,
de sueños inexplicados, de certezas —pocas—, de inseguridades —muchas—, de
cotidianeidades que no dejan de ser símbolos de un propósito mayor: el de un
plan maestro que solo a través de la visión poética es posible dilucidar.
Como salpicaduras de rocío aparecen en sus cartas, además de
citas poéticas, películas de Haneke, de Lars Von Trier, de Verthoeven;
canciones de Spinetta, de Marissa Nadler de Slowdive y referencias inéditas de obras
de sus propios autores como Alina te
espera de Javier Galarza o Memoria de
Helena de Natalia Litvinova. Todo esto provoca en el lector un querer más,
una búsqueda omnívora hacia otros territorios, porque Cuerpos Textualizados es eso: un conjunto de cartas que inician una
búsqueda sin fin, un avance hacia un horizonte infinito.
Exponerse al fulgor de sus páginas es eso: salir de la
postura estática que significa ponerse
en algún lugar por el de moverse hacia otro lado, no importa adónde vayamos, lo
que importa es estar en movimiento. Buscar es buscarse, encontrar es
encontrarse.
“Si la luz de las estrellas muertas aún nos alumbra y nos
conmueve, la muerte es solo un efecto”, nos ilusiona Javier Galarza.
“Veo el líquido brillante de los sueños en cada cosa que
miro”, nos asombra Natalia Litvinova.
Cuerpos Textualizados es eso: un conjunto de luces y sombras, de
muertes y resurrecciones, de sueños y despertares.
LITVINOVA, Natalia – GALARZA, Javier (2014) Cuerpos Textualizados, Buenos Aires,
Letra Viva Editorial.
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