jueves, 23 de julio de 2015

UN TEJIDO DE CARTAS

“El cuerpo no llega al mundo hasta que no es tocado por el fogonazo de una emoción. Y no puede salir de él y regresar todas las veces que sea necesario hasta que no descubre la palabra que nombra esa emoción, y todas las otras”. Así teoriza Claudia Masin en el prólogo que abre el libro Cuerpos Textualizados (2014); un puñado de cartas y cuerpos, como le gusta decir a Natalia Litvinova, que despliega un abanico emocional y reflexivo. Un obra que abarca cinco años de correspondencia con otro poeta, Javier Galarza.

Los libros de correspondencia entre autores, a diferencia de nuestro país, son muy habituales en el mundo anglosajón y, particularmente, en el francés. Ejemplos hay muchos: publicaciones de cartas entre Mary McCarthy con Hanna Arendt —o incluso entre la misma Anna Arendt con Martin Heidegger—, entre Flaubert con George Sand o, más acá en el tiempo, entre Michel Houllebecq con Bernard Henry-Lévy y entre Paul Auster con John Coetzee. En nuestro país es un género poco transitado, quizás el libro sobre diarios íntimos esté un poco más desarrollado, y por ese motivo el libro de Litvinova y Galarza viene, de alguna manera, a llenar ese vacío, a saldar una cuenta pendiente sobre un universo tan vasto como la obra que cada autor tiene por separado.

Natalia Litvinova es poeta y traductora, nacida en Bielorrusia en 1986, el mismo año en que se produjo uno de los desastres ecológicos más grandes de la historia: la explosión de la Central Nuclear Lenin de Chernovyl. Un estigma que la perseguiría en el tiempo como una herida abierta y que, de alguna manera, trató de exorcizar a través de su obra literaria. Publicó los libros de poesía Esteparia (2010), Balbuceo de la Noche (2012), Grieta (2012), Rocío Animal (2013) y Todo Ajeno (2013).

Javier Galarza es poeta y Profesor Asociado de la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino donde dio cursos sobre Hölderlin, Rilke y Paul Celan. Escribió notas y ensayos sobre Osip Mandelstam y Alejandra Pizarnik. Dirigió la revista Vestite y Andate y publicó los libros Pequeña guía para sobrevivir en las ciudades (2001), El silencio continente (2008), Reversión (2010) y Refracción (2012).

Si bien la carta supone un diálogo, quizás una de las características fundamentales del género epistolar sea su relación con imaginarios. En Cuerpos Textualizados florecen todos los imaginarios posibles. El viajar hacia atrás en el tiempo para conocer a una Natalia niña, es un arrebato nostálgico, no exento de cierto desánimo de su referente inmediato: Javier Galarza. El sueño perturbador de una amenaza que terminaría matándola por el solo hecho de amarla, es el imaginario de Natalia Litvinova en un sueño compartido y analizado por su contraparte en ese cruce de cartas.

El libro está construido en tres secciones (“Un tejido de cartas”, “El Trabajo” y “Madrid-Buenos Aires. Entre dos ciudades”) y dentro de cada una de ellas aparece la ausencia. Una ausencia física, cuando cada uno por su lado debe viajar a otros países, no así la del lenguaje en el que ellos siguen comunicándose como si se aferraran a una tabla de salvación. “Tu idioma viaja a donde vayas” cita Galarza a Celan, y parece querer decir: allí en donde viaje tu lenguaje yo viajaré contigo. De esta manera sus traslados se convierten en ilusiones; en donde está uno está el otro. “Natalia, te muestro la vista de la ventana del hotel  para que espiemos juntos. Vos y yo solos”, le escribe Javier desde Noruega a lo que Natalia le contesta en otra carta: “Estoy espiando”. 

Esa simbiosis de cuerpos y miradas es lo mágico que tiene este ir y venir de cartas. Ese diálogo cercano, tan cercano que pareciera que estuvieran sentados uno al lado del otro en el mismo sitio, aunque estén separados por miles de kilómetros de distancia. De ahí la condición de “correspondencia”, de un diálogo que viaja a través del tiempo y el espacio. Quien escribe lo hace pensando en su propia imagen frente al otro, la que tiene en la mente en ese momento y es entonces que las palabras son escritas para ese otro recreado. “Cuando nos escribimos presenciamos la ausencia del tiempo”, dice Natalia, sabiendo que esa condición solo puede ser abolida interactuando con “vislumbres”, desde una Buenos Aires calurosa, al paisaje que deja entrever una ventana en la Noruega helada. En estas cartas parece licuarse la distancia, disolverse el espacio y fusionarse sus cuerpos con el poder del texto.

El hecho de que Natalia Litvinova y Javier Galarza sean escritores abre un universo particular por su capacidad de expresar sus miradas poéticas en palabras plenas de sensaciones placenteras, dolorosas y con sutiles arrebatos líricos. No en vano, Natalia se pregunta: “¿Qué haría el hombre sin las metáforas?”.

Cuerpos Textualizados es un libro de correspondencias entre 2008-2013 de dos náufragos que navegan en un mar de letras, de sentidos, de atisbos a diferentes lenguajes como el cine y la música, de sueños descifrados, de sueños inexplicados, de certezas —pocas—, de inseguridades —muchas—, de cotidianeidades que no dejan de ser símbolos de un propósito mayor: el de un plan maestro que solo a través de la visión poética es posible dilucidar.

Como salpicaduras de rocío aparecen en sus cartas, además de citas poéticas, películas de Haneke, de Lars Von Trier, de Verthoeven; canciones de Spinetta, de Marissa Nadler de Slowdive y referencias inéditas de obras de sus propios autores como Alina te espera de Javier Galarza o Memoria de Helena de Natalia Litvinova. Todo esto provoca en el lector un querer más, una búsqueda omnívora hacia otros territorios, porque Cuerpos Textualizados es eso: un conjunto de cartas que inician una búsqueda sin fin, un avance hacia un horizonte infinito.

Exponerse al fulgor de sus páginas es eso: salir de la postura estática que significa ponerse en algún lugar por el de moverse hacia otro lado, no importa adónde vayamos, lo que importa es estar en movimiento. Buscar es buscarse, encontrar es encontrarse.
“Si la luz de las estrellas muertas aún nos alumbra y nos conmueve, la muerte es solo un efecto”, nos ilusiona Javier Galarza.
“Veo el líquido brillante de los sueños en cada cosa que miro”, nos asombra Natalia Litvinova.
Cuerpos Textualizados es eso: un conjunto de luces y sombras, de muertes y resurrecciones, de sueños y despertares.


LITVINOVA, Natalia – GALARZA, Javier (2014) Cuerpos Textualizados, Buenos Aires, Letra Viva Editorial.

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