martes, 31 de mayo de 2016

LA GUERRA DE LOS MUNDOS COMO NOVELA SOCIOLÓGICA

“La Guerra de los Mundos” fue escrita por Herbert G. Wells en 1898. Si esta historia representa o cumple con los parámetros que “El Arte de la Novela” de Henry James, la “Estética y Teoría de la Novela” de Mijail Bajtín y la “Teoría de la Novela” de Georg Lukács propone, se podría dilucidar a través del siguiente análisis.
Tanto Bajtín y Lukács, teóricos, como James, escritor, concuerdan en darle a la novela un carácter sociológico, ya sea a través de la sociología tradicional o de la sociocrítica, es decir que, para ellos y más allá de las corrientes de pensamiento que adoptan, el género en sí está ligado a un elemento indivisible de todo ser humano: retratar el sistema (es la pretensión de la novela) en donde habita.
A modo de presentación del autor inglés podríamos realizar un breve repaso del entorno en donde se ubicaba el escritor al publicar su novela y las motivaciones sociológicas que lo impulsaron a hacerlo.
Wells estaba influenciado por Thomas Henry Huxley, un famoso biólogo de entonces y, a través de él, por una marcada devoción hacia Darwin y su “Teoría de la Evolución”. Luego de publicar títulos que le valieron éxito de crítica y público como “La máquina del tiempo” y “El hombre invisible”, Wells pasó a formar parte de un prestigioso círculo literario, pero nunca olvidó sus humildes orígenes ni las dificultades de una trayectoria sacrificada. Formó parte —junto a Bernard Shaw, entre otros— de la Sociedad Fabiana, cuyo objetivo era lograr el establecimiento de un sistema social más justo.
Podemos inferir que Wells con su libro “la Guerra de los Mundos” quiso mostrar, a través de la ficción, una historia netamente sociológica.

Henry James nos expone, a través de su obra, que la única razón de ser de la novela es que pretende representar la vida; es una impresión personal y directa de la vida. Esto constituye su valor, que será mayor o menor dependiendo de la intensidad de la impresión. Afirma que son motivaciones sociológicas las que inducen a escribir novelas.
En este punto podemos decir que Wells tuvo sus motivaciones sociales al ubicar todos los aterrizajes de las naves extraterrestres en los lugares en donde él pasó su traumática y poco feliz infancia. Brian Aldiss, otro escritor de ciencia ficción, habla sobre esto al decir que lo que hizo su colega fue escribir La Guerra de Woking, en alusión al lugar en donde ocurren todos los hechos bélicos relatados en el libro. En realidad se trata de la región por la que Wells solía pasear en bicicleta: todos los itinerarios del protagonista de la historia durante los ataques marcianos están extrapolados a las propiedades de sus vecinos que Wells tuvo ganas de aniquilar, según confesó en su momento.
Otro punto de vista de Henry James, de acuerdo a su tesis, es que una novela es una cosa viva y continua como cualquier otro organismo. En este caso podríamos decir que buena parte del mensaje de Wells, a través de esta novela, sigue vivo más de un siglo después de que la escribiera. Si bien es cierto que la Inglaterra victoriana ya ha desaparecido, la naturaleza del hombre no ha cambiado cuando una situación excepcional lo libera de las condiciones sociales en que el ser humano se transforma por completo. Esto permite al lector generar su propia idea de la tragedia universal.
El acierto de Wells consiste en introducir lo fantástico —los marcianos— en un escenario reconocible, la Inglaterra de principios de siglo, lo que viene a ser, vista su biografía, como la introducción de la imaginación y el aliento creador dentro de una formación científica y racional como la suya. Las masas de gentes enloquecidas, egoístas e impermeables al sufrimiento del individuo o del niño que tropieza y muere aplastado; aquellas masas que para escapar de una pesadilla la agravan, nos muestran en su huida una bajeza de la condición humana. Armado de sus conocimientos científicos, Wells, crea en el primer capítulo una atmósfera en la que el hecho fantástico se nos presenta tan real como la vida misma. Y además, como dice unos de los personajes del libro:
¿Sería tan extraño que los marcianos desearan invadir y someter a los humanos si tenemos en cuenta que entre los hombres es casi un deporte la aniquilación de razas y la ocupación de los territorios de los más débiles?

Por otra parte el teórico ruso, Mijail Bajtín, a través de su estudio sobre la novela “Crimen y castigo” de Fedor Dostovieski postula que toda novela debe ser polifónica, es decir, al contrario de la poesía, que es un ámbito cerrado, monológico y autoritario, la novela debe ser dialógica. Bajtín nos explica que el discurso nace en el diálogo y se forma en una acción dialógica mutua con la palabra del otro. El discurso conceptualiza su objeto gracias al diálogo. Bajtín rechaza la concepción de un “yo” individualista y privado; el “yo” es esencialmente social. Cada individuo se constituye como un colectivo de numerosos “yo” que ha asimilado a lo largo de su vida, en contacto con las distintas voces escuchadas que de alguna manera van formando nuestra ideología. Por lo tanto es el sujeto social quién produce un texto que es, justamente, el espacio de cruce entre los sistemas ideológicos y el sistema lingüístico. La historia de Wells es polifónica dado que en el transcurso de la misma los diferentes personajes van interactuando entre sí y con él mismo (su ideología).
Narrado en primera persona, y recordando acontecimientos que ya han pasado, el personaje principal y su esposa van conociendo en el transcurso de la trama al párroco, al artillero, etc., es decir, todo un conjunto social que se realiza a través de un sistema lingüístico.
Bajtín, por otra parte y a través de su ensayo, aclara que toda novela se nutre de la parodia y el grotesco y que es el constitutivo básico de la cultura popular. En la novela de Wells, si bien el humor no tiene una presencia muy importante dado el carácter dramático de la ficción, hay algunos ejemplos en que se nota claramente la sátira y la parodia. Un ejemplo es cuando la fugitiva señora Ephistone parece ver a los invasores marcianos tan malvados como a los franceses (recordemos que en esa época aún estaba fresco el carácter imperialista de Napoleón Bonaparte). Otro ejemplo es cuando el artillero, hombre común del pueblo, pegador y glotón, estereotipo de la clase baja inglesa, acepta la derrota del hombre y niega el valor de la cultura para vencerlos.

Por último, y a modo de cierre, nos remitimos a Georg Lukács y a los parámetros que utiliza para clasificar a la novela. Lo  hace de tres maneras:
Primero, como exaltación del individuo burgués a través de un ser excepcional que se mueve en un mundo realista, absorbido por la orientación científica y materialista; segundo, cuando cumple las características sociológicas de la desilusión, es decir, cuando la conciencia del protagonista es demasiado vasta para adaptarse a la realidad social y, tercero, cuando comprende su autolimitación, o sea cuando comprende y se resigna a la realidad que le toca vivir.
Lukács afirma que la novela es un género estructuralmente ligado a la ideología burguesa y que refleja la desintegración social producida por la Revolución Industrial. A modo de comparación, “La Guerra de los Mundos” podría encuadrarse en la tercera definición, es decir, en donde Wells nos muestra al hombre enfrentado a una fuerza que no comprende; nos muestra ese costado vulnerable del ser humano como una raza débil que es sometida por el “Otro”, desmesuradamente poderoso e insensible.
Wells aludió elípticamente a las acciones coloniales en África, Asia y América. La justificación de la conquista de pueblos fue atribuida con total normalidad al Poder de la Razón. En este caso el héroe se desdibuja ante la adversidad tal como propone Lukács al hablar de la autolimitación del hombre.
Al enfrentarse las posturas de James, Bajtín y Lukács con el texto de Wells, podemos dilucidar, como dijimos al principio, que la estructura narrativa cumple sobremanera tales características para considerarse una novela
Podemos encontrar la vida representada con sus limitaciones y miserias, es decir, la vida misma (James) también la polifonía, la parodia y el lenguaje social de diferentes estratos (Bajtín) y por último al héroe avasallado por un poder que no comprende y lo desilusiona al no poder cambiar el curso de las cosas (Lukács).

“La Guerra de los Mundos”, más allá de considerarse una novela de género es algo más, es un verdadero estudio sociológico del ser humano cuando es llevado al extremo de la incertidumbre en un destino que lo pone continuamente a prueba. 

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