Lo encontré tirado en la esquina de mi casa y se me partió el corazón. Seguí caminando pero no pude resistir la tentación de girar la cabeza.
Quizás cuando me di vuelta se haya levantado y escapó buscando un nuevo dueño.
Quizás quedó allí como un muñeco más, olvidado como tantas cosas que pasan por las manos infantiles.
Quizás sean producto de mi imaginación pero cuando estuve a unos veinte metros volví a mirar hacia atrás y ya no lo vi. Es cierto que estaba oscuro pero no quise volver y cerciorarme si ya no estaba. Prefiero creer que Woody se escondió detrás de alguna planta.
Por las dudas, y para acrecentar mi ilusión, no voy a pasar por esa esquina por algún tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario