miércoles, 27 de julio de 2016

NARRACIONES FANTÁSTICAS

Nueve sobrecogedores relatos fantásticos, seleccionados entre las mejores narraciones de los maestros del misterio y el espanto, desde el Romanticismo hasta hoy, integran este volumen. La antología no ha sido concebida como una selección hecha al azar ni tampoco con la única finalidad de agrupar algunas obras destacadas, pues, aparte del mérito de reunir tan prestigiosos autores, se ha pretendido dar fe de las distintas formas de alienación e instrumentalización a que el hombre puede ser sometido por unos poderes de ficción que, tan a menudo, parecen haber sido extraídos de la más palpitante actualidad. Sobre todo, cuando tales poderes proceden de la más lóbrega cámara de los horrores, de la más genuina galería de escritores malditos: Villiers de I´isle Adam, Edgar Allan Poe, Becquer, Kafka, Akutagawa, Hoffmann, Polidori, Gerard de Nerval y Maupassant.

Esto es lo que está escrito en la contratapa de esta curiosa antología llamada “Narraciones fantásticas” de la Biblioteca Universal Contemporánea Caralt, cuya segunda edición (1986) se puede conseguir en la Avenida Corrientes a precio de saldo. Las acertadas traducciones fueron hechas por los españoles Ramón Hervás (traductor de innumerables relatos fantásticos) junto a Antonio Prometeo Moya, traductor, escritor y Licenciado en Geografía e Historia /especialidad Historia del Arte) por la Universidad de Barcelona.

Lo curioso y gratificante de esta antología es que acude a cuentos poco conocidos —al menos una gran parte de ellos—y que, lejos de ser de relleno, están magistralmente escritos. También podría llamarse “Antología de los escritores suicidas” ya que casi todos sufrieron, a su manera, un fin parecido. Akutagawa se suicidó con veronal; De Nerval, se colgó de uno de los picos de gas en la calle de la Vielle Lanterne; Polidori murió tras tomar una dosis letal de ácido; Maupassant falleció lentamente tras llevar una vida adicta al éter y el láudano; Poe hacia el alcohol, asumiendo, claro está, que en estos últimos casos el suicidio viene dado más por un lento y progresivo apego a sustancias nocivas que a una determinación consciente por poner fin a sus atormentadas vidas. 

El libro abre con “La Esperanza”, cuento de Villiers de L´isle Adam (autor influenciado por Poe a través de su amigo Baudelaire) que produce en su lectura un efecto claustrofóbico y tenebroso. De repente podemos palpar el frío y húmedo piso de piedra del cadalso en donde se encuentra Abarbanel, el prisionero del Gran inquisidor Pedro Argues, que lo viene torturando en forma sistemática desde hace un año. 
Una puerta abierta por descuido, el acceso impensable a los extensos jardines que lo llevarían a la libertad, la esperanza del título y el gran interrogante: ¿Logrará escapar? Un relato impecable. Solo tres páginas le llevó al autor para hacernos padecer los mismos temores que Abarbanel. Es por demás recomendable el video grabado por Alberto Laiseca en su ciclo “Cuentos de terror” en el que narra con total maestría este cuento.

Es plausible que esta antología rescate la veta fantástica de Gustavo Adolfo Bécquer —símbolo romántico por excelencia—, que no solo es el autor de una obra de excelsa belleza como sus famosas “Rimas”, sino que escribió esta pieza inquietante. 
“Maese Pérez, el organista”, es una historia en donde el hecho sobrenatural reside en la aparición del alma del músico tocando su viejo instrumento musical en un contexto tan familiar y cotidiano —indispensable en una trama fantástica— como lo era la Sevilla de aquellos tiempos.  

Otra de las grandes sorpresas es el de John William Polidori, el famoso médico de Lord Byron que luego de haber compartido una estadía en la Villa Diodati —junto a Mary Shelley, Percy Shelley y el mismo Lord Byron—, escribió su aterrador cuento “El Vampiro” —antecedente del “Drácula” de Bram Stoker— inspirado en el propio Byron.

Por aquel tiempo, en medio de la disipación del invierno londinense y entre las numerosas reuniones a que la moda obligaba en la época, apareció un Lord aún más notable por sus particularidades que por su rango. Así comienza el relato de Polidori. Cualquier similitud con su viejo enemigo literario es totalmente veraz.

Con respecto a “El Horla”, cuento que Guy de Maupassant escribió en la casa de Flaubert, podemos decir que anticipaba, de alguna manera, los rasgos de locura que lo iban a atormentar durante toda su vida. Este relato se escribió entre 1886 y 1887, siglo al que podríamos llamar el del auge de la literatura fantástica, ya que ese mismo año —1886— aparecen “El Doctor Jeckill y Míster Hyde” de Stevenson, los hermanos Grimm repoblaban los bosques de duendes, gnomos, hadas y brujas, los vampiros remontaban vuelo a partir de novelas como “Varney, el vampiro”, atribuida a James Malcom Rymer y la doctrina del espiritismo, surgida en Francia a mediados del siglo, daba nuevo impulso literario a las historias de fantasmas.

Una de las posibles lecturas de “El Horla” podría llevarnos a considerarlo como el relato de un proceso: el que va desde la aparición del fenómeno elemental hasta la aparición del delirio; desde aquel interrogante sin pregunta en la que se enmarca el pavoroso vacío. ¿Quién es el Horla? ¿De qué está hecho, qué quiere, de dónde viene? Podría decirse, como asevera el psicoanalista Gabriel Hernández, que es la historia de un hombre que se volvió loco por no creer en fantasmas.

“El consejero Krespel” es una de las tantas historias de Hoffmann cuya obra literaria podemos decir que es la transcripción poética de su actividad fantástica y alucinatoria que llevó a cabo dirigiendo las sesiones de los hermanos del Club Serapión (¿antecedente literario de El Club de la Serpiente de Cortázar?), una sociedad en donde sus miembros contraían la obligación de relatarse las más escalofriantes historias de horror y misterio. El cuento pertenece, sin dudas, a una etapa extraordinariamente creativa de E.T.A. Hoffmann. En aquel período escribiría muchos relatos de diversa naturaleza. “El Consejero Krespel” es uno de los más extraños y fascinantes.

El atormentado Gerard de Nerval aparece con “Pandora”, un relato basado en su amor por Jenny Colon, actriz que lo rechaza y que lo lleva a su primera gran crisis de locura. Un cuento de amor, de locura y de muerte, parafraseando a uno de los libros de otro de los grandes cuentistas como lo fue Horacio Quiroga.

Y por fin llegamos a los autores más conocidos como Edgar A. Poe y Franz Kafka, con “El caso del señor Valdemar y “Un artista del hambre” respectivamente, sin olvidarnos de Akutagawa y “Los engranajes”, cuento que junto con “Kappa” (no incluido en esta selección) fueron escritos por el escritor japonés después de haber tomado la decisión de suicidarse. No olvidemos que Akutagawa escribió esa maravilla que es "En el bosque", un relato sobre un asesinato que presenta múltiples focalizaciones; ideal para un estudio literario del punto de vista de las voces narrativas.

“Los engranajes” es una historia sin argumento y sólida estructura que narra con pasmosa minuciosidad fragmentos de la vida de un escritor que vive en un mundo desequilibrado, poblado de alucinaciones y siniestros engranajes, que lentamente lo van hundiendo en un abismo sin fondo.

De Poe y Kafka huelgan las palabras. Nada podría decirse de ellos más que su literatura influyó, influye e influirá a generaciones enteras de escritores y poetas.  

Sí podría comentarse, en cuanto al cuento de Kafka, que los artistas del hambre han existido realmente. Del siglo XVII al XX, en ferias, carnavales y tabernas, distintas personas pretendían llevar días, semanas o incluso años sin comer. Muchos de ellos explicaban su supervivencia aduciendo que eran alimentados directamente por Dios. 

Normalmente estaban tumbados en una cama, muriendo lentamente mientras la gente se agolpaba a su alrededor para mirarlos. Quizá en algunos casos el motivo del ayuno era la fe, pero en la mayoría era una búsqueda directa de un beneficio material, un negocio del espectáculo, el show-business actual. 

Un ejemplo de ello fue el caso de Ann Moore, La Maravilla Ayunadora de Tubury, que consiguió reunir 400 libras, una cantidad enorme,  a comienzos del siglo XIX. 
No parece ser este el caso que narra Kafka en donde la historia está sujeta a diferentes interpretaciones. Para algunos, Kafka habla sobre el ascetismo en esa figura sacrificial con paralelismos con un ermitaño o un santo. Otros consideran que es una alegoría del artista incomprendido cuya visión de sí mismo y su obra, de su excelencia o de la trascendencia de su misión es ignorada por el público y los empresarios artísticos. Algunos asimilan al artista del hambre con el propio Kafka, como un artista alienado y solitario que está cercano a  su muerte. Conviene destacar que en la época en que escribió el cuento, Kafka sufría una tuberculosis de la faringe que le dificultaba enormemente la ingestión de alimentos y de la que moriría a los 40 años.

En cuanto al relato de Poe, "La verdad sobre el caso del señor Valdemar" (tal el título original) fue publicado simultáneamente en el número de diciembre de 1845 de la American Review: A Whig Journal, y el de 20 de diciembre del mismo año del Broadway Journal. Muchos lectores, tanto en Londres como en Estados Unidos, llegaron a creer que la historia era en realidad un reportaje periodístico, según recoge el propio Poe en sus Marginalia.
Robert Collyer, un sanador inglés de visita en Boston, escribió a Poe afirmando que él mismo había llevado a cabo un experimento semejante para reanimar a un hombre declarado difunto (aunque en verdad el hombre resultó ser un marinero borracho, el cual había revivido tras haber recibido un baño de agua caliente).

En definitiva y para cerrar esta reseña, podemos decir que “Narraciones Fantásticas” es un muy buen acercamiento a la literatura romántica del Siglo XIX a través de nueve textos de misterio (antecedente del horror gótico) que, lejos de parecer una selección azarosa y arbitraria, mantiene un hilo conductor: el de narrar, como dice en la contratapa del libro, las distintas formas de alienación e instrumentalización a que el hombre puede ser sometido por unos poderes de ficción que, tan a menudo, parecen haber sido extraídos de la más palpitante actualidad.



Índice

La Esperanza – Villiers de L’Isle Adam (1838 – 1889)
El Caso del Señor Valdemar – Edgar A. Poe (1809 - 1849)
Maese Pérez, el organista – Gustavo A. Bécquer (1836 – 1870)
Los engranajes – Ryunosuke Akutagawa (1892 – 1927)
El artista del hambre- Franz Kafka (1883 – 1924)
El Consejero Krespel – E.T.A. Hoffmann (1776 – 1808)
Pandora – Gerard de Nerval (1808 – 1885)
El Vampiro - John William Polidori (1795 - 1821)
El Horla – Guy De Maupassant (1850 – 1893)

3 comentarios:


  1. Muertas enamoradas es una recopilación de relatos fantásticos salidos de la pluma del mismísimo Théophile Gautier. En otras palabras: Muertas enamoradas es el resultado de una faceta poco conocida, la de cuentista https://reclamajusticia.es/que-es-el-neoclasicismo/

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