El futuro redentor ha
llegado y los habitantes del monobloc se sienten medianamente desgraciados
cuando lo provisorio termina volviéndose eterno.
El paisaje numérico
vive en la abstracción desde el tiempo inmemorial, antes de que el hombre
apareciera para darle sentido con su percepción.
Armar el rompecabezas
de un cielo sin nubes requiere, como mínimo, un poco de paciencia.
Con la separación su pasión
se tornó exponencial. Solo pensaba en su mujer.
Es imposible pensar que
la jungla no es alguien que mira desde todas las direcciones con sus millones
de ojos. Salvo el engaño, nada es lo que parece.
La selva es también una
reina de belleza inquietante que mira todo el tiempo y que exige reciprocidad.
Cordelia Krause devuelve la mirada con ojos que merecen siempre estar abiertos.
Atrapados en el ámbar
del momento (…)
Transfiguraciones,
cuerpos inflamados, tiempo de idilios. Kandinski sugería que la buena
definición de la forma regala por sí sola el contenido.
En algo no podían ser originales, iban a ser esclavos del parpadeo del tiempo.
(...) en los cielos eternos de los Andes un majestuoso cóndor movía lentamente sus alas de arcángel rumbo a nuevos horizontes. Aquello ocurría en otro alto escenario, por encima de todo. Había algo sagrado y único en el espectáculo. Ese vuelo bien podía simbolizar que el presente y la eternidad eran solo ese momento.
Dos para mí, tres para ti, es una de las fórmulas del amor.
En cierto sentido, todo
lo que nos llega, un rayo de luz, el grito de un tucán, un cambio sutil en la
dirección de la brisa, está dedicado a nosotros, los que podemos percibir.
El sol gris se hunde en
el atardecer moldeando una forma de tímpano de catedral en el horizonte de
Buenos Aires.
Las gotas de lluvia no
tienen forma de lágrimas, el rayo no es rectilíneo, el sol no es redondo como
en los libros para colorear. Las formas naturales son irregulares y
fragmentadas hasta lo infinito. Conocemos el mundo a través de la caricatura de
las palabras y la rigidez de los números.
El universo está desapareciendo.
Bob Chownació en 1963
en la ciudad de Buenos Aires. De padre letón y madre comechingona, en 1996 se
recibió de licenciado en Psicología. Publicó las novelas El momento de debilidad
y La máquina de rezar. Todos contra todos y cada uno contra sí mismo obtuvo el
Premio La Bestia Equilátera de Novela en el año 2016 con un jurado compuesto
por Luis Chitarroni, Lucía Puenzo y Oliverio Coelho. (Solapa del libro).
No dice nada sobre la novela. Solo fragmentos...
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